jueves, 22 de junio de 2023

VALIDEZ DE LOS MATRIMONIOS ACTUALES

VALIDEZ DE LOS MATRIMONIOS ACTUALES

 Por: José Rafael Olivieri Delgado


“Tanto Él como Ella, y en líneas generales, todos aquellos que pretenden formar una relación de pareja, … van a dicho evento con la creencia de poder lograr el ser felices y el vivir juntos para siempre.” (Olivieri, 2021b, p. 236)

  

            Desde la realidad que vivo en el consultorio psicológico, frente a los conflictos emocionales que vive el matrimonio actual (las relaciones de pareja en general), el panorama y el futuro de este es bastante desolador. He podido ver como el conjunto de las ilusiones y esperanzas con los cuales cada uno de ellos inició su experiencia marital, no solamente han muerto, sino que incluso se han transformado en amarguras y resentimientos, los cuales los han ido destruyendo lentamente. Este es un proceso por el cual transitan inevitablemente la inmensa mayoría de las relaciones de parejas desde siempre. Aunque si bien, no todas terminan en el desastre, todas llevan la huella de este enemigo implacable.

            Es por ello por lo que presento aquí la siguiente hipótesis: ‘Con la aplicación de un adecuado proceso de armonía marital en la pareja, este les permitirá lograr a ambos miembros de la díada, una compenetración y una satisfacción positiva de su relación. Permitiéndoles con ello lograr la permanencia y la unidad a la cual aspiran en su relación’. Dicho proceso traerá como consecuencias un bienestar tanto a la pareja en sí misma, como a la estructura familiar y en líneas generales al entorno social.

            Con ello espero que, al lograr esta adecuada relación en la armonía de la pareja, deberíamos conseguir con esto el disminuir o incluso hacer desaparecer la tendencia hacia aspectos negativos tales como: violencia familiar, de género, infidelidades, situaciones de divorcio, entre otros muchos aspectos destructivos de las parejas, así como de sus respectivas consecuencias. Evitando que estos fenómenos desagradables cobren más víctimas tanto en los individuos, como en la pareja, la familia y la sociedad en general.

            Tal como es mi costumbre al iniciar un proyecto de esta envergadura, he revisado diferentes aspectos relevantes de otros muchos autores, por lo que he tomado en consideración los diferentes tópicos que ellos proponen. Incluso, he reparado en las diversas interrogantes que surgen de sus propuestas y de las opiniones reflejadas en sus respectivos trabajos. Por ejemplo, con base en todos los cambios culturales y sociales que se han producido y viven las personas actualmente. Así como otras muchas transformaciones de paradigmas en lo referente a las relaciones de pareja, es por ello por lo que me he hecho varios cuestionamientos que me han llevado a preguntarme: ¿Es válido hoy en día el matrimonio para las personas? E igualmente: ¿Ellos prefieren simplemente la vida en pareja “sin contratos” antes que el matrimonio?

            Interrogantes como estas han surgido no solamente de la revisión tórica, sino más prioritariamente aún, de la realidad que vivimos continuamente en el tema pareja actualmente, y en particular en el consultorio. Por ejemplo, existen afirmaciones como las señaladas por Perinat y cols. (2003) quienes nos indican que: “El control social sobre el matrimonio se ha relajado como consecuencia de la actitud permisiva frente a la sexualidad, y también porque la red social, árbitro y censor en las pequeñas comunidades o en las familias extensas, se hallan al margen de las decisiones de familia nuclear, típicamente urbana.” (p. 63).

            La realidad es que nos enfrentamos hoy en día a personas y sociedades más permisivas, menos prohibidoras, con lo cual muchas normas sociales y culturales se han derribado. Esto ocurre así, por el hecho que es incuestionable, de que todo cambio en las personas está en correlación con los cambios en las sociedades. Los unos modifican a los otros y viceversa. Muchos de estos cambios han sido para bien, pero igualmente, muchos otros nos han sumergido en el desastre que encontramos en la cotidianidad de las parejas actuales. Como señalé: las relaciones de pareja “permisivas” están más cerca del caos, que de una compenetración armónica.

            De igual manera, y como afirman muchos autores, la vida en pareja se ha estado desmoronando, dada las múltiples variables y opciones socioculturales, cada vez más inestables. Vemos como hoy en día los frutos que producen dichas relaciones son: divorcios en aumento continuo y exponencial, mayor número de familias monoparentales, hijos abandonados, la “monogamia en serie”, la infidelidad como práctica común de ambos sexos por igual, y varios más. Razón por lo cual, frente a estas situaciones de incertidumbre, una gran cantidad de las personas actuales se resisten al compromiso formal de una relación matrimonial, o como mínimo lo ven con recelo, y en muchos casos, como una opción ya obsoleta y no viable. Tal como la he bautizado: una especie en extinción.

            Por su parte, Palacios, Marchesi y cols. (1999) con relación a estos cambios sociales señalan que: “Esas transformaciones afectan no solamente a los aspectos demográficos (drástica disminución del número de hijos, alargamiento de la vida de los padres y de la presencia de los hijos en el hogar familiar, con la consecuente postergación del matrimonio).” (p. 31). Con aspectos como los mencionados, no ha de extrañarnos el tener la realidad presente en la cual vivimos, dado que el mundo repleto de todas sus ventajas tecnológicas y científicas, con toda su permisividad sobre muchos de los temas que antes eran considerados tabú, así lo están promoviendo.

            De igual manera, hemos de considerar aquí, la facilidad de relacionarse y vivir en pareja sin mayores compromisos que el día a día. Junto con su consecuente libertad y disposición para cambiar de pareja, ante prácticamente cualquier situación o excusa que lo justifique. Todo ello ha hecho necesario replantearse la necesidad de discutir la viabilidad y la factibilidad del matrimonio como una opción válida del actual presente. Al igual que su consecuencia inmediata: la posibilidad y el requerimiento de conocer, aprender y manejar un proceso, nada sencillo, como lo es el de la Armonía marital.


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Algunas referencias:

Dobson, J. (1990). Amor para toda la vida. Nashville, USA:

Editorial Caribe-Betania.


Echeverria, R. (1996).  Ontología del lenguaje. 3ra ed. Santiago,

            Chile: Dolmen Ediciones, S.A.

 

Ediciones Larousse (2004). El pequeño Larousse 2004. México:

Ediciones Larousse.

 

Egan, G. (1982).  El orientador experto.  Belmont.  California:

Wadswordth International Iberoamericana.

jueves, 8 de junio de 2023

INTRODUCCIÓN A LA ARMONÍA MARITAL

INTRODUCCIÓN A LA ARMONÍA MARITAL

Por José rafael Olivieri Delgado


 “De esta manera, los que se casan ya no viven como dos personas separadas, sino como si fueran una sola. Por tanto, si Dios ha unido a un hombre y a una mujer, nadie debe separarlos.” (Mateo 19:6, TLA).

  

Podría comenzar haciéndome eco de la tragedia humana que representa el haber perdido la posibilidad de que continúen existiendo parejas que duran “hasta que la muerte los separe”. Más, sin embargo, prefiero quedarme en mi papel de “la voz que clama en el desierto” y continuar creyendo, no sé si desde mi fantasía, o desde la posibilidad real en la cual, definitivamente, sí es factible recuperar esta especie en extinción, y junto con ella, todos sus beneficios.

Pero antes de entrar en materia, mejor empezamos por comprender que realmente desde el comienzo mismo de la raza humana, en nuestra necesidad de establecer relaciones con nuestros semejantes, uno de los vínculos más fundamentales para todos ha sido el de establecer relaciones interpersonales guiadas por el amor. En particular, y para nuestro caso concreto, hablamos del: amor en la pareja. Aún más allá, de todas las posibles relaciones que llevan este sello, la relación marital es quizás la más importante, no solamente para una gran mayoría de seres humanos, sino para la totalidad de las culturas que habitan este planeta.

Sin embargo, no deja de ser cierto que, en este tipo de relaciones entre Él y Ella, debido a una multitud de situaciones tanto de índole personal como cultural, histórica, social y de los géneros, esta termina siendo una relación paradójica. Lo digo pensando en todos aquellos que la hemos vivido, y que hemos podido comprobar, por igual que, simultáneamente es la que más satisfacciones produce a la pareja, como a su vez, es la que igualmente más conflictos, tanto intrapersonal como interindividual, genera. Tal como señala Gray (1992): “Crear una relación afectuosa puede presentar a veces cierto número de escollos. Los problemas son inevitables, pero estos problemas pueden ser o bien fuentes de resentimiento y rechazo o bien oportunidades para profundizar una relación íntima e intensificar el amor, el cuidado y la confianza.” (p. 21).

Reforzando un poco más esta idea, encontramos en palabras de Martínez (2006) lo siguiente: “la relación de pareja es la resultante de un equilibrio de fuerzas antagónicas. Unas que tienden a unir a los miembros de la relación, a las que llamo fuerzas de cohesión, y otras, que impulsan su separación: las fuerzas de disociación.” (p. 79). Tal como lo he podido confirmar en el consultorio: ambos elementos satisfacción y conflicto (cohesión y disociación), están permanente presentes en toda relación de pareja desde su inicio, ya sea marital o no. De tal manera que, en la relación diádica, dichos elementos influyen directa y constantemente en el equilibrio emocional de la pareja, facilitando su permanencia o, por el contrario, su destrucción.

Identificaremos aquí este conjunto de fuerzas como el proceso necesario que ha de establecerse en las parejas para lograr su “Armonía Marital”, y con ello, poder permanecer unidos indefinidamente. Por eso, el manejo tanto de la satisfacción como del conflicto debe formar parte importante de un proceso de armonía marital en la pareja. En especial porque es deseable que, en este tipo de relaciones, exista la promesa de compartir el mundo bajo una premisa de crecimiento, unidad y cambio continuos. De dicha promesa, ha de surgir la necesidad de llevar a cabo este proceso de armonía marital para lograr así el equilibrio de las fuerzas mencionadas. Sobre todo, cuando igualmente sabemos que es un proceso continuo durante todas las etapas de las parejas.

Lo fundamental de este proceso de armonía es que no solamente pertenece a la relación marital como tal, sino que podríamos extrapolarlo por igual a cualquier relación de pareja. Particularmente si tomamos en cuenta que dicho proceso ha de impactar igualmente en forma individual a cada miembro de la díada, lo cual es fundamental para lograr la armonía en estas relaciones. Esto se debe a que ambos miembros, en función de sus características personales y en su totalidad, tendrán sus propias expectativas y pautas de referencia, con relación a su sensación y percepción de su adecuación o no con su pareja.

            En este sentido, muchos son los elementos que se encuentran involucrados en el proceso de la armonía marital. Estos abarcan por igual tanto a cada miembro de la díada, como a la relación marital como unidad. Tales elementos, en lo que respecta a los aspectos individuales de cada miembro de la pareja, incluyen entre otras: las características propias de crianza, socialización, educación, sistema de creencias, capacidades cognitivas, emocionales y psicológicas que cada uno tiene y aporta a la relación. En realidad, cada miembro de la relación tiene su propia historia personal y única, la que, de igual manera, lo han constituido como la persona que actualmente es. En este sentido, cada uno de ellos es una persona completa e integrada, que aportará a la relación de su propia experiencia de vida, al compartirla con el otro.

            De igual manera, así como son importantes los aspectos individuales de cada miembro, también lo es la unidad que forman como pareja. La cual, al margen de estar o no, legalmente constituidos en un matrimonio, deberán transitar esta relación juntos por un tiempo indefinido, preferiblemente de la forma más armónica posible. Para que de esta manera puedan constituirse en la pareja o en el matrimonio que, en principio, ambos anhelan. De tal manera que, para lograr un adecuado proceso de armonía marital en la pareja, será necesario considerar diferentes aspectos vitales, los cuales englobamos dentro del conjunto de la información presentada en este texto acerca de, sobre y para la pareja. Por supuesto, sin dejar de reconocer que todo ello no es sino “un grano de arena” de la totalidad que es la unidad conyugal.

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Agunas Referencias:

Abreu, E. (2000). Mucha madre y poco padre ¿Una antigua

realidad en aumento? Caracas, Venezuela:

Fundación Venezuela positiva.

 

Baltasar, M. y Battaglia, M. (1990). Tesis: Pareja: relación,

ajuste marital y estilos de poder en la sexualidad.

Caracas, Venezuela: U.C.V.

 

Bravo C., J.  (s.f.).  Uniendo nuestras vidas en amor para servir.

            Tomado de la Web. Recuperado 20-08-2009 de:

            http://www.angelfire.com/pe/jorgebravo/sermon12.htm.

LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS: Fantasmas que destruyen mi bienestar

LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS:

Fantasmas que destruyen mi bienestar

Por: José Rafael Olivieri Delgado (agosto 2021)

 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses 4:8, RVR 60)

        Otro de esos factores comunes que se encuentran en el consultorio son los pensamientos negativos, porque multitud de pacientes se quejan de ellos continuamente. Sin embargo, lo que ignoramos es que este es un fenómeno que se repite en todas las personas sin excepción, nadie escapa a dichos pensamientos. Si bien hay personas que aprenden a manejarlos y ya no se ven tan afectados por los mismos, no deja de ser una realidad que siempre existe la posibilidad que ellos aparezcan cuando te descuidas.

        El resto de los mortales debemos realizar dicho proceso de aprendizaje para saber gestionar nuestros pensamientos negativos adecuadamente, lo cual si es absoluta y totalmente posible. Porque si de algo tenemos que aprender a protegernos es de la ‘tortura innecesaria’ que los pensamientos negativos traen a nuestra vida.

        Aprenderemos que el problema no es que los pensamientos negativos aparezcan en mi mente, sino que yo me quede estancado en los mismos rumiándolos, dándoles vueltas una y otra vez. Dándoles cada vez más poder sobre mí y sobre mis circunstancias, incluyendo aspectos tan importantes como mi bienestar físico, emocional y espiritual. Porque este tipo de pensamientos terminan llenándome de angustia, ansiedad, miedos y una amplia cantidad de emociones ‘negativas’, las cuales son las que precisamente me destruyen. Tal como lo señala Mateo 15:19 “Porque del interior del hombre salen los malos pensamientos, los asesinatos, el adulterio, la inmoralidad sexual, los robos, las mentiras y los insultos.” (DHH).

        Ellos pueden llegar a aparecer en mi mente cuando recibo una noticia, un evento o cualquier otra información que contenga una invitación a abrirle las puertas a las preocupaciones o a las diferentes emociones inadecuadas. Así de esta manera los pensamientos negativos nos invaden y, si se lo permitimos, nos controlarán y nos destruirán.

        Nuestros pensamientos influyen en todo lo que sentimos y hacemos, en la forma como nos enfrentamos a todas las circunstancias del día a día, sean positivas o negativas, influyen en todas nuestras áreas y roles (pareja, familia, ocupacional, social…). Condicionan nuestras posibilidades de éxito o de fracaso, nuestra felicidad o nuestra amargura y sufrimiento, en pocas palabras, ellos tienen el poder de dirigir el curso de nuestra vida hacia cielos sin límites, o de estrellarnos contra el piso a toda velocidad.

        El planteamiento central de gestionar nuestros pensamientos se resume en la siguiente pregunta: ¿Tú controlas tus pensamientos o ellos te controlan a ti? En definitiva, YO soy quien les da o no el poder a mis pensamientos, porque la realidad absoluta es aquella en la cual hacemos y nos convertimos en todo lo que pensamos (incluyendo todo el contexto emocional que acompaña a dichos pensamientos). Por ello, lo que hemos de comprender realmente es que nuestros pensamientos nos controlarán y nos dominarán si no aplicamos toda nuestra responsabilidad consciente para manejarlos nosotros a ellos, tanto los positivos como especialmente aquellos negativos.

        Como ya lo has de saber, dado que lo experimentas a diario, tus pensamientos negativos llegan a tu mente sin necesidad de estarlos buscando, por el contrario, lo normal y lo frecuente es que llegan sin avisar, ‘aparentemente de la nada’. Por eso hay multitud de personas que viven continuamente tratando de huir de ellos, lamentablemente sin mucho éxito.

        En esta realidad cotidiana en la cual no tenemos el control sobre los pensamientos que llegan a nuestra mente, hemos de aprender que, como realidad opuesta, absolutamente si tenemos el poder y el control de decidir con cuáles pensamientos nos quedamos y a cuáles rechazamos. Muy especialmente porque cuando nos atacan varios pensamientos repetitivos, es casi seguro que se somatizarán e incidirán en nuestra vida diaria, por ello la necesidad de tener nosotros el control de estos.

        Nos corresponde aprender a usar conscientemente dicho poder para seleccionar y decidir, e incluso crear, con cuáles pensamientos trabajamos en nuestra mente. En definitiva, eres tú quien tiene que decidir y acabar con tus pensamientos negativos, comprendiendo que no existen soluciones mágicas. No hay otra opción, tienes que enfrentar tú mismo tus propios pensamientos, tú decides y actúas si quieres acumularlos o rechazarlos, es tu decisión, porque tú eres libre de escoger con cuál opción quedarte y vivirla.

        Debido a los efectos desagradables que producen en nosotros, es muy fácil identificar a los pensamientos negativos, los mismos tienen una forma y todo un conjunto de características específicas que los definen. Por lo general sentimos nuestros pensamientos como esas voces interiores que escuchamos en nuestra mente. En este caso particular de los pensamientos negativos, nos susurran y nos invitan a enfocarnos en algo muy concreto, que siempre es desafortunado para nuestros sentimientos, emociones y en general para nosotros mismos. Podrán ser nuestros propios pensamientos y voces, pero quieren algo muy puntual: destruir nuestro bienestar.

        Este tipo de pensamientos no dejan de ser una orientación errónea de las ideas y pensamientos hacia lo negativo, los mismos son siempre rígidos, poco o nada realistas, porque contienen medias verdades que enfatizan y se enfocan únicamente en lo negativo, por ejemplo: la posibilidad de sufrir un accidente o una enfermedad, la parte verdadera es que TODOS tenemos un cierto porcentaje de probabilidad que eso ocurra, pero es solamente eso: una probabilidad, por lo general muy baja, pero el enfoque negativo se enfatiza en que sí, eso trágico me va a ocurrir a mí sin duda alguna.

Allí está lo irracional y el poder de este pensamiento al creérmelo. No solamente voy a vivir esta fantasía y sus circunstancias negativas una vez, sino que, por el contrario, las voy a vivir cada día de mi vida en forma continua y repetitiva. Hasta que yo mismo terminaré creando una serie de conductas que me estrellarán de frente contra mi propia expectativa, al materializarse el hecho negativo que he construido en mi mente. Ten claro algo: Cuando a un pensamiento le doy tal nivel de poder, es casi seguro que se hará realidad, indudablemente a través de mis propias acciones, no hay nada mágico en ello ni nada por el estilo.

Lo frecuente es que los pensamientos negativos aparezcan en nuestra mente constantemente. Una y otra vez se presentan en forma de recuerdos, suposiciones, autocríticas, auto descalificaciones… Estas pueden estar identificadas por igual con sucesos o eventos del pasado, como con la creación fantasiosa e imaginaria de un acontecimiento del futuro. Algunos provienen directamente de nuestro mundo emocional interior, otras de circunstancias externas del presente, pero que al final recorren el mismo camino de la invitación a la aparición de dichos pensamientos.

Nuestro problema principal es que a pesar de que estos pensamientos no tienen una validez argumental real, y los mismos no superarían un examen o confrontación lógica de su contenido. Termina siendo que al final los sentimos y los valoramos como verdades incuestionables, los creemos totalmente válidos. Damos por hecho que los mismos no se pueden evitar, y que la información que contienen ha de ser y suceder así inevitablemente. 

Con base en lo anterior, es importante otra pregunta: ¿En qué ocupamos nuestros pensamientos? Somos totalmente libres de decidir con cuáles pensamientos ocupamos nuestra mente (bueno… está el tema de lo inconsciente), lo importante es que vayas ‘pensando’ que debes ocuparte de crear el hábito de pensar continuamente en todo lo bueno y positivo, en todo momento y circunstancia de tu vida (puede parecer difícil, pero no es imposible, en definitiva, se aprende). Tú decides en qué pensar, es tu libertad escoger los pensamientos que alimentas en tu mente. Ten por seguro que si tienes ese poder de elegir que pensamientos alimentas, porque aquello que alimentes será lo que crezca y se haga fuerte en ti, en todas las situaciones de tu vida y de tus relaciones.

El problema con los pensamientos negativos, entre otras muchas cosas, es que ellos crean barreras que nos detienen, nos frustran, no nos dejan alcanzar nuestras metas, nos sabotean, nos limitan, destruyen nuestras relaciones, nuestra salud (física, emocional y espiritual), nos encarcelan en nuestra propia prisión de sufrimiento y enfermedad. De igual manera nos dominan, si nos repetimos continuamente y/o nos llenamos de pensamientos de dolor, desamor, traición, maltrato, soledad, depresión, fracaso, enfermedad, muerte, pérdidas, culpabilidad, descalificación y miles de aspectos negativos de igual poder destructivo.

De esta manera terminamos permitiendo que los pensamientos negativos se acumulan unos con otros y finalmente nos destruyan tanto interna como externamente. Recuerda que el problema no es el pensamiento negativo en sí mismo, sino el hecho de dejarlo habitar en nuestra mente, en ‘acariciarlo’ otorgándole el poder que no debería tener. Dejándolo apoderarse de nuestras emociones, por ello la importancia de estar muy pendientes de todo lo que pensamos ‘en todo momento’. 

Otro problema con los pensamientos negativos es que se apoderan de mí cuando yo me permito sentirme débil, lleno de recuerdos dolorosos. Cuando estoy lleno de desánimo, tristezas, depresiones, de sentimientos y deseos de abandono, cuando las cosas parecen difíciles, cuando permito que mis voces interiores me ataquen y destruyan mis sueños, mis metas y mis propósitos. Al sentir que he perdido toda oportunidad, cuando me siento inseguro, vulnerable, indefenso. Cuando me siento sin dirección, sin saber cuál camino tomar, cuando los sentimientos de desconsuelo y la soledad se apoderan de mí, en líneas generales cuando asocio cualquiera de mis emociones negativas a mis pensamientos, y dejo que estos vaguen libremente por mi mente y mis acciones. 

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Referencias:

Estar Bien. https://www.hola.com/estar-bien/20191017151906/psicologia-como-acabar-con-pensamientos-negativos/ Recuperado mayo 2021.

La mente es maravillosa. ttps://lamenteesmaravillosa.com/estrategias-desactivan- pensamientos-negativos/ Recuperado mayo 2021.

Tyndale House Foundation. (2010). Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. USA