viernes, 28 de diciembre de 2018

¿Está destinada la familia a desaparecer?: Realidad Emocional y Espiritual

¿Está destinada la familia a desaparecer?: Realidad Emocional y Espiritual

Por: José Rafael Olivieri  (Actualizado diciembre 2018)

 

“Esta es la Buena Noticia acerca de Jesús el Mesías, el Hijo de Dios. Comenzó tal como el profeta Isaías había escrito: «Mira, envío a mi mensajero delante de ti, y él preparará tu camino. Es una voz que clama en el desierto: “¡Preparen el camino para la venida del Señor!  ¡Ábranle camino!”»” (Marcos 1: 1-3).

 

“Una Voz Que Clama en el Desierto”:

            Al confrontar la realidad de los procesos emocionales negativos (autodestructivos diría yo), que son actuados y vividos continuamente por cantidad de pacientes que visitan mi consultorio, contra los deseos, sueños y esperanzas de bienestar de estos mismos pacientes. Me doy cuenta de ‘verdades emocionales’ de las cuales parece inevitable huir. Lamentablemente, muchas de estas verdades me hacen pensar en el destino de destrucción que nos espera a todos, especialmente cuando nuestra conducta emocional está gobernada por los parámetros inconscientes, los cuales nos obligan a seguir las órdenes de nuestros conflictos emocionales.

Por ello, hoy en día, la inquietud de un tema tan delicado como lo es: la desaparición de la familia. Con base en lo anterior y partiendo desde este mundo de lo emocional, así como desde esta realidad del proceso inconsciente, sabemos que vamos por un camino que nos conduce hacia un precipicio sin fondo. Lamentablemente en vez de cambiar de rumbo, por el contrario, más bien aceleramos más y más hacia nuestra propia autodestrucción.

No importa cuántas veces pueda hablar del tema, o las técnicas que utilice para demostrar lo que otros muchos autores ya han señalado anteriormente: el camino de fracaso por el cual transitamos cada día, en el cual la familia no es la excepción. Su destrucción se percibe indetenible, y lo que es peor, a muy pocos parece importarles esta realidad. Por el contrario, una inmensa mayoría aprueba y alienta esta situación dramática de la familia, asegurando que la institución familiar es algo ya pasado de moda, obsoleta, la cual es solamente una construcción cultural que hoy en día no es necesaria. Algunos otros, cada día en mayor número, se ubican en una postura más radical, ellos consideran que la familia es opuesta a la evolución social de nuestros días.

Parecerá pesimista esta introducción o muy dramática, pero enfrentar esta realidad en la vida de los pacientes, no es cosa de juegos. Ser parte de la narrativa de los eventos por los cuales han pasado durante su infancia, comprendiendo el camino de destrucción que los domina, solamente produce mucho dolor. Sobre todo, porque a su vez, normal, frecuente y obligatoriamente repiten en su vida actual los mismos desastres por ellos vividos en sus respectivas infancias, pero ahora ellos son los protagonistas y repiten sus conflictos con sus padres, cónyuges e hijos.

Ellos construyen relaciones donde los temas comunes son: peleas, maltratos, descalificaciones, críticas, agresiones, infidelidades, divorcios, alcoholismo, drogas, abusos físicos y psicológicos, abandonos, homosexualidad, relaciones de odio, resentimiento, rencor, venganzas y miles de miedos, entre otras muchas situaciones disfuncionales. No es una situación fácil de tratar, y lamentablemente, tampoco es fácil de solucionar.

Es por esta razón que, ante este tema, así como frente a la necesidad de expresarme en relación con lo que estoy viviendo acerca de la familia. Me identifico haciendo mío el poder utilizar como propio la frase y el sentir, de lo dicho ya por Isaías y Marcos, pues yo mismo me siento como “una voz que clama en el desierto”. Una voz que no llega ni al corazón ni a los oídos emocionales, de millones que se pierde en el vacío de los muros que hemos construido a nuestro alrededor, para aislarnos y protegernos de tanto dolor y sufrimiento.

Muros que nosotros mismos estamos creando y manteniendo en nuestra propia vida. Estos muros intentan protegerme de las agresiones del mundo exterior y de los otros, pero más grave aún, son muros que se convierten en mi propia prisión y no me dejan liberarme de mis cargas emocionales internas. Son muros que indudablemente, afectan la vida de aquellos que decimos amar, entre otros mi cónyuge y mis hijos, al aislarme también de ellos.

Una voz que se ahoga en la profundidad de las soledades y depresiones, en las cuales se encierran cada día muchas más personas. Justificando su situación con medias verdades y razones que solamente disimulan momentáneamente el dolor de vivir una vida carente de amor verdadero, en un mundo que idolatra cada vez más a la soledad. Y alimenta el miedo como emoción principal de la vida.

Ya he hecho esta advertencia antes, pero quiero repetirla para dramatizar aún más este tema: Isaías 5:20 nos dice: ¡Ay de los que llaman a lo malo bueno y a lo bueno malo, que tienen las tinieblas por luz y la luz por tinieblas, que tienen lo amargo por dulce y lo dulce por amargo! (NVI). En este mundo de contradicciones entre ‘el bien y el mal’, son necesarias las voces que nos inviten a reflexionar… sin excusas ni justificaciones.

En relación con la pregunta planteada en este texto: ¿Está destinada la familia a desaparecer?, tomando especialmente en consideración el contexto que me interesa tratar aquí, la respuesta definitiva va a ser: ¡SI, está destina a desaparecer! En el desarrollo de lo que quiero expresar me voy a centrar en mis dos áreas usuales: Primero, los aspectos emocionales, los cuales se alimentan, tristemente, de todas las circunstancias negativas que propician y favorecen dicha desaparición.

En segundo lugar, me centraré en los aspectos del mandato de Dios para que esto suceda. Mandatos que contradictoriamente, a diferencia de los primeros y en mi criterio, Dios los presenta como un proceso natural para el bienestar de cada ser humano, y paradójicamente, para la continuidad y felicidad de la familia. (Como siempre, haciéndoles una advertencia: no es que yo sea ‘el experto’, solamente es mi grano de área, en este desierto).

En el aspecto emocional me voy a acompañar del principal fenómeno que nos domina como seres humanos (que ya anteriormente autores de la talla de Freud, Berne, Perls y miles más han y continúan hablando de este tema) el cual es: nuestra infinita capacidad humana de repetir nuestras conductas enfermas hasta el cansancio, donde a pesar de estar conscientes de toda la destrucción que nos causan, las seguimos actuando continuamente. Para colmo de males, a pesar de los miles de advertencias y señales que nos dicen ‘ese no es el camino’, seguimos repitiendo una y otra vez estas mismas conductas y acciones erróneas, sin importarnos la destrucción hacia la cual vamos, y que, a su vez, causamos.

Por otra parte, voy a estar enfocándome en lo que llamamos “Sociedad Actual”, así como en sus respectivos códigos de valores, reglas y normas, pues en ella, cada vez más el concepto de familia vale menos que nada, hasta el punto del desprecio y el rechazo. Más aún, y ampliando lo dramático, al incluir el tema de lo espiritual (desde el enfoque Bíblico), en el cual me doy cuenta de que sorprendentemente está ocurriendo lo mismo, en la mayoría de las personas que decimos llamarnos miembros del mundo cristiano.

Dado que a pesar de que “Dios es bueno”, los que nos llamamos ‘hijos de Dios’, contribuimos por igual a esta destrucción. Dado que al final del cuento, parece que antes que ‘hijos’ somos, primero que nada: ‘Seres Humanos’, controlados por un mundo emocional enfermo que no quiere cambiar, sino destruirme a mí mismo y a los que amo.

A la verdad todos estamos llenos de estos conflictos emocionales, y más trágico aún, estamos demostrando lo ya expresado en Romanos 3:10-12 que dice: “Así está escrito: «No hay un solo justo, ni siquiera uno; no hay nadie que entienda, nadie que busque a Dios. Todos se han descarriado, a una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!»” (NVI). Afortunadamente, en la realidad las cosas no son tan extremas, pero pienso que cada vez falta menos para que esto se cumpla. La verdad es que: ¡Sí, quiero ser parte de esa voz que clama en el desierto!

Quiero llamar la atención, quiero reclamar con el dolor que me produce ver como un mundo que fue diseñado para amarse, termina destruyéndose, porque prefiere idolatrar a sus conflictos emocionales en vez de resolverlos. Prefiere vivir en sus tinieblas de amargura, soledad y miedo, destruyendo todo, en lugar de construir en bienestar y en amor. Porque preferimos mantener las emociones negativas que nos dominan, controlan y dirigen, en vez de revelarnos y cambiar, para así construir lo positivo y lo adecuado, para lo cual fuimos diseñados, en contra de lo que hemos elegido: destruirnos a nosotros mismos y a la familia.

 

¿Qué es la familia?:

Pienso que lo primero que debemos hacer para entrar en este tema es preguntarnos ¿Qué es la familia? Quizás parezca obvio presentar su definición original y más sencilla: Papá, Mamá e hijos. Aunque la verdad es que la familia es mucho más que eso. Pero para ser honestos, me interesa realmente en este punto mencionar esta pregunta, debido a que mi inquietud tiene su origen en un fenómeno frecuente de nuestra ‘sociedad moderna’. El cual tiene que ver con su forma de cómo se manejan las cosas en nuestra realidad presente, particularmente, en las definiciones que hoy en día asignamos a todas las cosas.

Hago la pregunta porque en la actualidad existen muchas diferentes formas de definir lo que es una familia. Tanto es así, que parece casi imposible reconocer claramente la definición original utilizada para identificar la unidad llamada familia. En realidad, lo que ha ocurrido, con base en la multitud de cambios y permisos sociales que han venido desarrollándose a través de la ‘evolución social’. Es que ha sido deslegitimado el concepto de la familia original, para dar paso a la opción de considerar como tal, casi que a cualquier combinación posible de personas. Y de esta manera, poder pasar a identificar a estos múltiples grupos, dentro de lo que hemos aceptado en llamar como la ‘familia moderna’.

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Referencias:

Aki.frases. Frase de Joseph Goebbels. Recuperado: mayo 2018 de:

https://akifrases.com/frase/137228

Bothner, Ruth (s/f). La familia, modelos y características. Recuperado: mayo 2018, de:

http://www.monografias.com/trabajos82/familia-modelos-caracteristicas/

familia-modelos-caracteristicas.shtml#ixzz5Gnw355TG

Búlmez, R. (s/f). Cuida a tu pareja. Recuperado: mayo 2018 de:

http://www.encuentromatrimonial.com/docs/cuida_tu_pareja.pdf

Portal.biendesalud. La Familia un lugar de Perdón. (Papa Francisco).

https://portal.biendesalud.com/blog/mente/la-familia-un-lugar-de-perdon.

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Concepto.de. Concepto de Familia. Equipo de Redacción de Concepto.de. Recuperado:

mayo 2018, de https://concepto.de/familia /#ixzz5aiSTwR9y)

Sociedades Bíblicas Unidas.  (1960).  Santa Biblia. Caracas Venezuela:

Impresora Fanarte, C.A.

UNICEF (2003). Nuevas formas de familia. Montevideo, Uruguay. Recuperado: mayo

                        2018, de: http://files.unicef.org/uruguay/spanish/libro_familia.pdf