lunes, 9 de marzo de 2015

RECETA DE COCINA EMOCIONAL: Para Ser Felices


RECETA DE COCINA EMOCIONAL: Para Ser Felices

Por: José Rafael Olivieri Delgado (marzo 2015)

 

“El amor es la mejor música en la partitura de la vida.

Sin él serás un eterno desafinado en el inmenso coro de la humanidad."
(Roque Schneider)

 

           Yo creo que es justo que empiece explicándoles de dónde sale este título de la ‘Receta de Cocina Emocional’, ya que a mí me suena a libro de autoayuda. Lo cierto es que muy frecuentemente cuando los pacientes se inician en su proceso de terapia (en lo cual me incluyo a mí también). Bien sea que se trate de las consultas, los talleres, la Bioenergética o cualquiera otra de las técnicas que utilizamos en el proceso psicoterapéutico. Llega un momento en el cual, casi inevitablemente, el paciente nos hace una pregunta clave: ¿CÓMO SE HACE ESO?

Ciertamente la respuesta no es nada sencilla, pues la misma está inmersa en el proceso, el tiempo y el conjunto de actividades que ha de desarrollar, durante el proceso de su terapia emocional, entonces, para no entrar en una extensa explicación de cómo se hace, usualmente le decimos al paciente: - “Estás buscando una Receta de Cocina”. Decimos esto porque es muy común, cuando pruebas una comida que te gusta mucho, lo primero que haces es preguntar por la receta de esta (¿Cómo lo haces?).

Esa es la razón de la primera parte del título. La segunda es más sencilla ahora somos nosotros los que les preguntamos a Ustedes (los pacientes) ¿Qué quieres para tu vida (en este proceso)? Aunque no todos lo responden de primero, es casi seguro que todos dicen en algún momento: - “QUIERO SER FELIZ”.

Allí lo tienen: “Una receta de cocina emocional para ser felices”. Debido a la dinámica de los talleres o de la Bioenergética, en los cuales tenemos más tiempo durante las charlas, les he dado a los pacientes, alguna que otra vez, la tan deseada receta. Ahora la intención en este texto es compartirla con todos.

Lo importante de dicha receta (al no estar patentada), es que a veces cambio algún ingrediente, añado otro, pongo más énfasis en uno o en otro. Creo que los Chefs hablan de experimentar para cambiar los sabores. Básicamente hacemos lo mismo en lo terapéutico, al ser un proceso tan particular y con tantas variantes, cada uno de Ustedes tiene la posibilidad y la capacidad de ajustar sus propios ingredientes, hasta completar la receta y lograr su objetivo: Ser feliz.

      Voy a iniciar dándoles una visión rápida de esta receta (y en este caso más o menos fija), luego les detallaré cada ‘ingrediente’ más específicamente. Pero lo primero que deben comprender de esta receta (y de una gran parte de los platos que preparan en su cocina), es que estamos hablando en la mayoría de los casos, de un PROCESO que requiere de TIEMPO. Es decir, esta es una receta de ‘Cocinar Lentamente’, aquí no se puede aplicar el ‘microondas’.

Según tengo entendido, el horno es para cocinar y darle sabor, mientras que el ‘micro’ sirve solamente para calentar. Por eso para un buen proceso terapéutico, con profundidad y permanencia, es necesario bajarse de la nube ‘mágica’ de lo rápido e indoloro (eso de bueno, bonito y barato, aparte de no se consigue casi nunca, en la terapia usualmente no es factible).

Yo sé que a muchos les encanta y vienen buscando la solución tipo microondas, pero para el cambio emocional real no hay ‘pastillas’ ni soluciones ‘mágicas’. La realidad en una inmensa mayoría de los casos es que no se consigue simplemente porque ‘quiero’ (aunque no dejemos de repetir “querer es poder”, que a veces funciona y otras no), realmente, en este tipo de proceso emocional, hay que trabajar en tu cambio y hay que dedicarle tiempo: ¡TU TIEMPO!

De hecho, podríamos afirmar a ciencia cierta que cada paso individual de la preparación de esta receta requiere de por sí, su propio tiempo, su dedicación especial y particular. Si tú quieres que tu vida agarre ‘sabor’, el elemento ‘secreto’ que le dará tu propia sazón será tu PACIENCIA.

Esa es a su vez la razón frecuente de por qué muchos de los pacientes, lamentablemente, no llegan nunca a completar su propio proceso terapéutico. Una muy buena cantidad de ellos están esperando una solución tipo microondas, no están dispuestos a realizar el trabajo necesario para lograrlo y definitivamente, si quieres triunfar, debes trabajar hasta lograrlo, aquí se debería aplicar la máxima de: ‘la opción es no rendirse hasta lograrlo’.

A decir verdad (ya lo he comentado anteriormente), el tiempo se convierte en el primero de los tres principales elementos saboteadores del proceso psicoterapéutico, los otros dos son el esfuerzo (dolor) y por supuesto el costo (económico) del proceso. Lowen (1977) señala a este respecto: “El concepto de la terapia como un proceso sin fin da pie a una pregunta práctica y lógica: ¿Durante cuánto tiempo tendré que venir a verlo a usted? A lo que contesto también prácticamente: Estará usted sometido a tratamiento mientras crea que merece el tiempo, el esfuerzo y el dinero que le está costando” (p. 103).

Ciertamente y no me cabe la menor duda, que es totalmente válido en la inmensa mayoría de los pacientes que acuden a la terapia, el hecho de tener en su mente la intención genuina de: “Yo quiero cambiar mi situación”, pero no deja de ser igualmente real que esto no se logra en una buena cantidad de ellos. La gran verdad emocional es que soy yo, mi propio y peor enemigo de mí mismo en este proceso. Por ahora me interesa concentrarme en la receta.

            Usualmente (grosso modo) todo comienza con una serie de circunstancias que crean INQUIETUDES EMOCIONALES (malestar, angustia, ansiedad…), en el día a día de tu vida. Por lo general, lo que constante y frecuentemente se ve afectado son mayormente las relaciones interpersonales (Pareja, Amigos, Familia, Trabajo…). Claro, y por supuesto, las situaciones personales individuales contigo mismo(a) (miedos, culpas, autoestima, fracasos…).

Indudablemente, aunque la mayoría refiere que se sienten ‘mal’, de lo que continuamente estamos hablando es de las EMOCIONES (en su contexto negativo). Sienten emociones primarias como: rabia, tristeza, miedo, soledad, o cualquiera de las emociones derivadas de estas, tales como: ira, agresión, rechazo, celos, culpa, angustia, depresión, desánimo, fobias, pánico, entre muchas otras. Lo cierto es que, a pesar de sus muchos intentos por solucionar estas situaciones, concluyen que no lo pueden resolver por sí solos.

Afortunadamente, una buena parte de ellos llegan a la conclusión, en su pensamiento, de su necesidad de buscar apoyo externo para resolverlo. Allí toman la primera DECISIÓN (de una serie de ellas): ¡voy a buscar ayuda terapéutica! (por supuesto, me refiero a aquellos que no van donde el amigo, los padres, el ‘brujo’ … Aunque muchos, después de esto, llegan a la misma conclusión de ir a la terapia).

Bien, según el proceso de búsqueda, piden su cita… van el día y la hora acordada y en el ‘proceso de apoyo’ entre otras cosas, reciben INFORMACIÓN. Con esa información COMPARAN su vida y sus circunstancias: Ven lo que realmente les está sucediendo y lo confrontan contra lo que les gustaría que fuera, lo que tienen lo comparan contra lo que les gustaría tener o lo que les falta.

Como resultado de esa comparación SE DAN CUENTA de su situación, y allí viene otra decisión: ¡QUIERO CAMBIAR! Lo interesante de la decisión de cambiar es que hay que añadirle dos de los ingredientes más importantes de tu receta: COMPROMISO y RESPONSABILIDAD (la pregunta importante: ¿Con quién?).

En el transcurrir del proceso de apoyo voy aprendiendo a: AMARME A MÍ MISMO(A), lo cual, en mi criterio, es la clave de toda la experiencia terapéutica. Cuando llega el momento en el cual ese amor se consolida en mi vida: entonces decido por amor a mí: PERDONAR y una vez libre de mis cargas puedo empezar a disfrutar de mi felicidad. Sencillo, ¿verdad? Pues ¡NO!

¿Cuándo ha sido algo bueno, fácil de conseguir? La realidad es que no es un proceso sencillo, sino por el contrario: largo y difícil (de allí el fracaso de muchos). Sin embargo ¡NO ES IMPOSIBLE!, Dios ha puesto en ti y en tu diseño todo el potencial para lograrlo, pero es necesario que TÚ quieras y que TÚ te esfuerces.

Como dice en el libro de Josué 1:9 “Mi mandato es: ‘¡Sé fuerte y valiente! No tengas miedo ni te desanimes, porque el Señor tu Dios está contigo dondequiera que vayas’.” (NTV). ¡Cuanto más has de hacerlo, en el proceso de mejorar tu propia vida!

    Visto el proceso en general, podemos empezar a detallar los diferentes ingredientes y el contenido de esta Receta Emocional (cantidades, secuencia, tiempo…): Básicamente en cualquiera de los textos que he escrito, he comentado acerca de los conflictos emocionales que nos atormentan a todos y de sus consecuencias en nuestras decisiones y vida en particular.

Como lo indiqué, la mayoría de estos conflictos se van a reflejar principalmente, en nuestras relaciones interpersonales. El Ser Humano es un ente social y en prácticamente todas sus actividades, está en constante interacción emocional con su entorno (otros iguales a él, con sus propios conflictos personales). Es por ello por lo que al seguir tu propia ‘programación emocional’, en la interrelación con los otros, surgen ‘situaciones’ que modifican tus emociones, a veces buenas, pero a veces no tan buenas.

TE INVITO A CONTINUAR LEYENDO ESTE TEMA EN MI LIBRO:

 

FRAGMENTOS DEL CONSULTORIO PSICOLÓGICO 1

 

PUEDES ADQUIRIRLO A TRAVÉS DE:

 

www.amazon.com/author/jrodlibros

 


 

Referencias:

Hormachea, D. (1994).  Para matrimonios con amor.  Aprendiendo a vivir con nuestras diferencias. Miami, Usa: Editorial Unilit.

Lowen, A. (1977). Bioenergética. México. Editorial Diana.

Tyndale House Foundation. (2010). Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. USA