viernes, 28 de noviembre de 2014

¿NOS CASAMOS?, ¿Vivimos con mis padres? (para fracasar)

¿NOS CASAMOS?, ¿Vivimos con mis padres? (para fracasar)

Por: José Rafael Olivieri Delgado (noviembre 2014)

 

“Para recuperar estímulos, las madres y los padres a veces interfieren y desorganizan el matrimonio de los hijos. Hacen esto porque tienen miedo de perder la fuente de estímulos que son los hijos” (Shinyashiki, 1993, p. 15)

 

         Cada vez es más frecuente que las parejas que se quieren unir ‘a largo plazo’, establezcan como decisión la de vivir juntos sin ‘las complicaciones del matrimonio’, en lo que hemos llamado ‘unión libre o unión de hecho’ (anteriormente concubinato). Incluso, no solamente se aprecia esto en las parejas jóvenes, sino que también se ha vuelto cotidiano en aquellas parejas que ya han vivido anteriormente una relación marital (independientemente de su clase), y aunque no han logrado permanecer en la misma, desean establecer una nueva relación. Las razones para establecer estas uniones libres son muy variadas, pero aquí no voy a entrar en los detalles de ellas (aunque como ya saben, los conflictos emocionales son la base de ello, igual que la prohibición de pareja).

La intención básica del vínculo de pareja en esta nueva cotidianidad es lograr la unión al margen del contrato matrimonial, y muy especialmente, sin ningún tipo de ataduras ni legales ni económicas, para cuando llegue el momento de fracasar. Lo que me interesa resaltar aquí en este instante, es que estas parejas por razones emocionales (en su mayoría inconscientes), no tienen ningún interés real en establecer el compromiso y la responsabilidad que representa una relación matrimonial formal de largo plazo.

Lamentablemente, es todo lo contrario, el pensamiento (inconsciente de ambos) es que al primer problema ‘lo dejamos hasta aquí y cada uno por su lado’. Dicha ruptura de esta relación por lo general representa en algunos casos, el tener que regresarse a la casa de sus padres (aunque esto depende del modelo cultural y de los conflictos emocionales presentes).

A pesar de esta realidad (cada vez más en aumento) de la destrucción del vínculo matrimonial (y de estas relaciones de parejas actuales). No sería justo si no reconociera que existen varias parejas que llevan una vida en concubinato, mejor y más duradera que la de muchos matrimonios formales, con hijos y con todos los aspectos del matrimonio tradicional, sin el respectivo contrato legal. No obstante, y en mi criterio, considero que es casi seguro, particularmente en el caso de las mujeres que, si les preguntas, muy cerca del 100% te responderían que quisieran estar casadas formalmente (es un sueño infantil muy profundo en la mayoría de ellas, relacionado con los cuentos de las princesas).

Igualmente, en mi opinión, lo cierto es que el famoso cuestionamiento que existe tan frecuentemente, con respecto al matrimonio como ‘institución obsoleta y pasada de moda’, no es otra cosa sino realmente una gigantesca ‘Prohibición de Pareja’ en ambos miembros de la relación. La cual, aunque no deja de ser inconsciente, se esconde tras la pasión del uno por el otro y se encarga de disimular y ocultar lo que está a la vista: el futuro de ruptura de dicha relación.

Por mi parte, yo comparto la opinión en la cual el matrimonio realmente fue concebido por Dios para toda la vida, como protección del Hombre, de la Mujer y de sus hijos, tal como señala Génesis 2:24 al decir: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” (RVR 60). Y Mateo 19:6 complementando esto añade: “Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.” (NVI). Esto por supuesto levanta ‘ronchas’, dado que las tasas de destrucción de parejas aumentan cada día más (en cualquiera de sus formas).

            Anteriormente lo he mencionado en varias oportunidades, una ‘Prohibición de Pareja’ no necesariamente significa que no voy a tener pareja, incluso, la persona se puede casar (o ‘juntar’) hasta varias veces si quiere. Solamente en los casos más extremos y conflictivos, la ‘prohibición’ significa realmente el no tener pareja en absoluto (en muchos casos esta persona sí tiene sexo, y con varios, pero no una pareja). En realidad, lo frecuente es que la ‘prohibición’ lo que determina es que: esa persona nunca va a permanecer ni a disfrutar de una relación duradera con una misma pareja, sino que, por el contrario, terminará toda relación que establezca, por infinitos motivos (para ella justificados), pero la terminará.

De hecho, es casi seguro que terminará su vida solo(a). Entiendan, en líneas generales nadie quiere esto para su vida, pero la programación emocional inconsciente, los va a obligar a actuar y a concretar tan trágico final, a menos que por supuesto, realmente logren un cambio emocional de estos mandatos y prohibiciones.

De igual manera para mi criterio, la mayor falla de nosotros es nuestra falta de conocimiento en muchos temas, particularmente en lo emocional y lo espiritual, por eso pienso que es probable que estas personas nunca hayan leído la exhortación del versículo de Proverbios 5:18 que dice: “Que tu esposa sea una fuente de bendición para ti. Alégrate con la esposa de tu juventud” (NTV). En mi limitada interpretación de este, por si no lo comprenden, lo que este texto quiere decirles a ambos es: ‘cásate en tu juventud y vive en bendición y alegría con la misma persona por el resto de tu vida’ (digamos que este es el plan original de Dios para todo Ser Humano).

Esta falta de conocimiento de la cual hablo, también se refiere a todos los aprendizajes emocionales no adecuados o distorsionados que recibimos de nuestras figuras parentales, y de todo nuestro medio externo en general, mayormente durante nuestra etapa infantil de formación (nuestros “argumentos, guiones, mandatos, atribuciones” y prohibiciones como tales, de las cuales habla Berne (1974), lo cual constituye en líneas generales nuestro mundo de conflictos emocionales).

Entendamos también que la ‘prohibición de pareja’ no es un conflicto de uno solo de los cónyuges, sino muy por el contrario, está presente y pertenece a ambos (50% y 50%). Ambos la actúan por igual para llevarla a cabo, tiene que ser así, porque de lo contrario no se unirían para posteriormente destruir dicha relación. En mi criterio, la unión de las parejas se lleva a cabo desde el mundo inconsciente, en él están establecidos los parámetros de selección, unión y destrucción del vínculo de pareja. Ambos integrantes de la pareja han de compartir y complementarse en los mismos elementos del conflicto para que pueda darse la relación, en caso contrario no se daría tal relación. De hecho, cada uno tiene su propio ‘sistema’ de conflictos emocionales, los cuales se unen en esos puntos comunes.

Por otra parte, en lo emocional existen muchísimas formas diferentes (gestos, conductas, modelos, palabras, manipulaciones, …) y miles de situaciones particulares, para poder invitar a un hijo a que tome tal decisión de prohibición, así como su conflictividad en general. Lo importante de recordar, es que la clave de esta decisión es y será siempre, responsabilidad de cada persona, no de sus padres. Por lo tanto, el cambio de tal prohibición pertenece a ti mismo(a), no a tus padres, lo que ellos hayan hecho ya pertenece al pasado y a los conflictos de ellos. Esta excusa de culparlos a ellos ya no te sirve, es solamente un pretexto tuyo para continuar con tu prohibición y tus conflictos, así como no involucrarte y trabajar en tus cambios emocionales.

Indudablemente, debido a la gigantesca cantidad de conflictos emocionales que la gran mayoría de las personas tienen actualmente. Además de una presión desbordada de casi todos los medios sociales externos, en contra del matrimonio y de las relaciones a largo plazo, lo cual se traduce en que una relación matrimonial duradera, es cada día más imposible de lograr. De hecho, hoy en día las relaciones de este tipo tienden a durar cada día menos. Eso de ver parejas de 50 años juntos se ha ido extinguiendo paulatinamente, ha ido disminuyendo lentamente: 40, … 30, … 20, … 10, … 5, el promedio actual ronda los 10 años, pero pocas parejas lo logran.

Ahora bien, uno de estos modelos ‘prohibidores’ de pareja, es precisamente el que corresponde a este texto. Aunque ya lo indiqué como una realidad, gran cantidad de parejas prefieren la opción de ‘juntarse’, pero vamos a permitirnos fantasear un poco, e imaginemos la siguiente escena: Él lleva a Ella a un lugar romántico, … unas copas de vino, … una cena espectacular, … música suave, … y de postre, … Él le pregunta a Ella: ¿Te gustaría casarte conmigo? A lo que ella muy emociona y superfeliz, le contesta que ‘SI’. Bien, tenemos una pareja comprometida para casarse. Empiezan los preparativos… la Iglesia, … el salón de fiesta, … padrinos, … invitados, … el lugar de la luna de miel, … y en algún momento se hacen la pregunta crucial: ¿Dónde vamos a vivir?

        Permíteme poner en contexto la respuesta a esta pregunta clave de la gran mayoría de las parejas, las cuales desean consolidar una relación permanente viviendo juntos (matrimonio o no). Empecemos por una primera aproximación usando el refrán popular “El casado casa quiere”, pues es el ideal y es ¡lo que debería ser! Esa será la primera opción que van a evaluar, buscar ‘su propio lugar’.

Pero pronto van a aparecer una serie de argumentos y justificaciones, todos aparentemente lógicos y muy de acuerdo con las circunstancias de la realidad, las cuales van a terminar descartando esta opción de vivir independientes en su propia casa. Indudablemente, nadie está pensando y mucho menos dándose cuenta, que los argumentos inconscientes (de ambos), son los que se van a encargar de anular tanto esta opción de la vivienda propia, como la siguiente de alquilar. 

Desconozco en el resto del mundo (aunque imagino que habrá criterios comunes), pero en Venezuela dada la situación política y económica … alta hiperinflación … sueldos bajos … costos de vivienda por las nubes … además del miedo de la mayoría de los propietarios de alquilar sus propiedades (anexo, apartamento (piso)), no sea que no pueda sacar al inquilino, que lo invadan o simplemente se lo destruyan … En dicho país la Ley protege al inquilino, no al dueño … algo parecido a los ‘okupas’ en España y a unas leyes de Francia.

TE INVITO A CONTINUAR LEYENDO ESTE TEMA EN MI LIBRO:

 

FRAGMENTOS DEL CONSULTORIO PSICOLÓGICO 2

 

PUEDES ADQUIRIRLO A TRAVÉS DE:

 

www.amazon.com/author/jrodlibros


  

Referencias:

Berne, E. (1974) ¿Qué dice usted después de decir hola? España. Grijalbo

Shinyashiki, R. (1993). La caricia esencial. Una psicología del afecto. Colombia: Editorial Norma

Tyndale House Foundation. (2010). Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. USA