domingo, 15 de abril de 2012

AMOR – ODIO: RELACIÓN HIJOS – PADRES (y algunas más)

AMOR – ODIO: RELACIÓN HIJOS – PADRES (y algunas más)

Por: José Rafael Olivieri Delgado (abr. 2012)

 

“Todos nacemos príncipes y princesas pero debido a los avatares de la vida, algunas personas nos convertimos en sapos y ranas” (Berne, 1974)

 

Salvo unas pocas excepciones que escapan a mi práctica psicológica, las cuales caen en el terreno del tratamiento psiquiátrico profundo. Nadie puede dudar que si tú le preguntas a cualquier padre o madre (muchos de ustedes ya lo son, así como cada uno de ustedes es hijo/a de sus padres): ¿Qué quieres para tus hijos? La respuesta prácticamente ineludible será: - “Yo quiero lo mejor para ellos y que les vaya bien en la vida”. Más interesante aún es la respuesta cuando les preguntas: ¿Por qué quieres eso para ellos? ¡NINGUNO!, deja de decir: - “¡PORQUE LOS AMO MUCHO!”.

Esta última respuesta la consigues igualmente si les preguntas a dichos padres ¿Qué sientes por tus hijos?, te dirán: - “¡AMOR!”. No existen dudas en ellos respecto a esto, más aún, te lo repetirán hasta el último aliento de sus vidas. Los padres (figuras parentales en general) se aferran a sentir y pensar (desde lo consciente) que este sentimiento del amor es real para cada uno de sus hijos.

Aunque no voy a entrar en detalles, ciertamente ellos sienten amor por sus hijos, pero todos sabemos que dicho amor es diferente para cada hijo por aquel tema de los hijos preferidos, escogidos, oveja negra y otras variantes de nuestra conflictividad emocional inconsciente. De hecho, si les preguntas: ¿Cuál de tus hijos es tu preferido?, te dirán (sin excepción): - “¡Ninguno, yo los amo a todos por igual!”.

Digamos que esta es una mentira ‘piadosa’ para no entrar en el conflicto de los celos entre los hijos (y situaciones de autoestima), sin embargo, si yo te lo pregunto a ti ¿Cuál de tus hermanos era el preferido de tu papá o de tu mamá?, es casi seguro que tú tendrías una respuesta muy clara a este respecto, es más, responderías sin dudarlo. Amar, aparte de ser una emoción, es también una decisión del ser humano y como tal está sujeta a un conjunto de variantes emocionales que se construyen y son diferentes en cada relación particular.

Con base en esto, cada padre establece con cada uno de sus hijos una relación distinta, lo cual determina estas diferencias en el amor de los padres hacia los hijos, al igual que condicionan la respuesta de amor – odio de cada uno de los hijos hacia sus padres.

            Entonces, desde esta perspectiva estadística y muy verdadera de la realidad humana, la cual involucra a casi todos los que tienen la dicha de ser padres, podríamos afirmar que todos los padres aman a sus hijos. Sin embargo, con base en mi experiencia en el consultorio me pregunto yo: ¿Por qué existen tantos hijos que se sienten y viven como no queridos por sus padres?

Esta es otra realidad de la cual muy pocos hablan, salvo en dicho escenario del consultorio y particularmente cuando se les hace la confrontación directa: “¿Te sentiste amado/a por tus padres?” Cuando la respuesta es ‘honesta’ muy pocos afirman que sí. La gran mayoría responden actuando una serie de conductas emocionales de nuestro lenguaje no verbal. Por ejemplo, cambian la mirada hacia otro lado, se estrujan las manos, bajan la cabeza, ponen expresión de tristeza, otros lloran y otros te responden directamente que no. Igualmente hay un grupo de pacientes que te responden (con rabia): - “Yo no viene a hablar de eso”.

Te aclaro algo en mi pregunta: no pregunté si tus padres te amaban, te pregunté si ‘te sentiste amado’. Esta diferencia entre el enfoque de los padres y de los hijos, es lo que me llevó a plantearme este tema tan frecuente en las relaciones de padres e hijos. Particularmente ha sido la razón de por qué el título de este texto. Dado que he visto y sentido la necesidad de preguntarme: ¿Por qué hay tantos hijos que se sienten y viven en la dicotomía angustiante de sentir amor y odio (al mismo tiempo) en las relaciones con sus padres?

En mi criterio personal pienso que, para la gran mayoría de los pacientes, entre la lista de sus situaciones emocionales, quizás la más prioritaria y la de mayor impacto en sus vidas, sea precisamente la carencia de amor que sienten de su padre, de su madre o incluso de ambos. Por ello la esencia de este proceso del amor – odio, se alimenta de la fuerza o no con la que los hijos reclaman y culpan a sus padres de las cosas que les han pasado, así como las que le están pasando en su vida presente.

Es decir, justifican sus sentimientos de ‘odio’ culpando a sus padres. Como dice el papá de una paciente que quiero mucho: - “estas cosas pasan”. Explicarlo no es sencillo, como todo lo que involucra el proceso emocional humano y especialmente en muchas ocasiones, lo difícil es lograr que ustedes hijos reconozcan que viven esta relación de amor – odio hacia sus padres. Ya veremos por qué a lo largo de este texto.

            Para más o menos poner en contexto esta mezcla de amor – odio de la cual hablo, respóndeme honestamente: ¿Cuándo fue la última vez que…: (1) le dijiste a tu papá / mamá “te quiero” con disfrute, agrado y sintiendo amor verdadero? (2) ¿… conversarte con ellos con agrado sin críticas ni reclamos (de ambas partes)? (3) ¿… te provocó llamarlos para saludarlos y no lo sentiste como una obligación o para pedirles algo? (4) ¿… todos salieron a pasear y nadie se molestó ni puso mala cara? (5) ¿… te llamaron y los atendiste con calma, con todo el tiempo que necesitan para conversar contigo y al terminar te sientes contento/a de haber hablado con ellos? (6) ¿… fuiste a o vinieron a visitarte y compartieron en armonía todos? (7) ¿… te pidieron algo y lo hiciste con cariño y alegría, no con rabia, de mala gana o con culpa? Puedo seguir y seguir, pero creo que ya tienes la idea, de todas formas.

Que tal estas otras preguntas adicionales: ¿Cuándo fue la última vez que los abrazaste profundamente y te sentiste feliz de hacerlo?, ¿Cuándo fue la última vez que les diste las gracias por ser tus padres y por todo lo que hicieron, te dieron y te hicieron sentir? Aparte de todo esto, para explicar un poco estas preguntas, el principio terapéutico consiste en la confrontación de tus pensamientos, emociones y acciones, con la finalidad de darte cuenta de la realidad que te acontece.

De igual manera el poder integrar y alinear estos tres procesos en la misma línea de conciencia, pues como lo aprendimos a través de nuestros conflictos, no siempre es lo mismo lo que pienso, siento y actúo. Especialmente en el tema relacionado con el amor a mis padres y por supuesto, de lo que ellos decían sentir hacia mí, así como de lo que yo terminé sintiendo en mi realidad emocional.

Si todavía estás leyendo esto puedes hacer una revisión “honesta y objetiva” de ti mismo/a y buscar tus propias preguntas y respuestas. Para que así puedas ver y entender que está pasando en tu relación con tus padres desde el punto de vista de estas dos emociones amor – odio, ¿interesante no?

            No dejo de estar consciente que muchos de ustedes están pensando que la palabra ‘odio’ puede ser muy fuerte o que no se aplica a ti. En particular cuando tomamos en cuenta una de sus definiciones: “Sentimiento profundo e intenso de repulsa hacia alguien que provoca el deseo de producirle un daño o de que le ocurra alguna desgracia. Aversión o repugnancia violenta hacia una cosa que provoca su rechazo.” (Diccionario Oxford, recuperado en abril 2012).

Sin embargo, permíteme explicarte su origen y su proceso para que puedas abrir tus ojos (emocionales): Te invito a retroceder unos cuantos años hacia tu niñez, por ejemplo, antes de los 6 años, recuerda y vuelve a vivir una situación donde tus padres te hicieron sentir mucha rabia, frustración o alguna emoción parecida.

Si quieres decirme que no lo recuerdas o que nunca te pasó, está bien, lo que te estoy pidiendo no es fácil, hay que pasar por encima de muchas cosas desagradables y recuerdos que ya enterraste en lo inconsciente, pero ¡sorpresa!, están vivos todavía dentro de ti. Dime ¿en esas circunstancias no sentiste mucha rabia y deseos de vengarte? ¿No pensaste o dijiste alguna vez?: ¡Cuando YO sea grande tú verás, …!

Esas son emociones auténticas y naturales de un niño frente a la situación de impotencia que siente hacia sus padres cuando se siente maltratado por ellos y por supuesto, no tiene la capacidad para defenderse de ellos ¿Te pasó alguna vez? ¿No se repitió esta situación muchas veces a lo largo del tiempo? Ahí lo tienes, se acumuló una montaña de esta rabia en tu interior, con el tiempo se pudrió y se transformó en resentimiento, este siguió acumulándose en el tiempo y finalmente se convirtió en tu odio.

Después vienen los sentimientos de culpa, pero esa es otra historia de la que ya escribí en otro texto. Estos son procesos que toman varios años para consolidarse, pero el problema con estos años es que ya pasaron, ahora cada situación y decisión es parte de nuestra experiencia emocional de vida. Ya está instalada en nuestra estructura emocional inconsciente.

En concreto, el proceso aproximado para la formación del odio para la gran mayoría de ustedes lo voy a describir a continuación. No sin antes hacer una aclaración: esto no se trata de un juicio condenatorio a tus padres. Muchas de estas situaciones tienen su origen en sus propios procesos inconscientes. Aunque no deja de ser cierto que, a pesar de darse cuenta de ello, poco podían hacer para evitar sus propias situaciones erróneas (de rabia y odio). Al igual que tú ahora con este sentimiento de odio hacia ellos.

Existen varias variantes, les describo las más genéricas: Tenemos entonces que no una única vez, sino muchas veces a lo largo de tu infancia. Con más poder y fuerza durante tu adolescencia, porque es la etapa natural de rebeldía y de definición de tu autonomía. En ella muchas figuras parentales no están interesadas en la autodefinición de los hijos, debido a la excusa de protegerlos de sí mismos, … Durante estas etapas hubo situaciones de maltratos, abandonos, castigos, regaños, te pegaron (con más o menos violencia), insultos, descalificaciones, críticas, comparaciones con otros, burlas, ironías, … (¿Voy bien?).

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Referencias:

Berne, E. (1974) ¿Qué dice usted después de decir hola? España. Grijalbo

Diccionario Oxford. https://www.lexico.com/es/definicion/odio (recuperado en abril 2012).

Pervin, L. (1986). Personalidad: Teoría, diagnóstico e investigación. Editorial: Desclée De Brouwer

Tyndale House Foundation. (2010). Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente. USA