domingo, 11 de marzo de 2012

PSICOLOGÍA: EL DOLOR DE MI PROFESIÓN

PSICOLOGÍA: EL DOLOR DE MI PROFESIÓN

Por: José Rafael Olivieri Delgado Delgado (marzo 2012)

 

“Yo soy yo y tú eres tú. Yo no estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y,

Tú no estás en este mundo para cumplir las mías. Tú eres tú y yo soy yo.

Si en algún momento o en algún punto nos encontramos, 

y coincidimos, es hermoso.

Si no, pocas cosas tenemos que hacer juntos. Tú eres tú y yo soy yo”

(Oración de la Gestalt de Fritz Perls (1960))

  

Fritz Perls (1893 – 1970) es el creador de la psicoterapia Gestalt, la cual es una de las ramas de mayor dinamismo y extensión en el mundo psicoterapéutico actual con gran cantidad de seguidores. Entre otros de sus elementos principales se encuentra la técnica de: el Aquí y el Ahora. Esta consiste en trabajar con el momento presente con lo que está sucediendo en este instante de nuestra realidad. Básicamente porque en dicho presente es el único tiempo en el cual podemos hacer los cambios que necesitamos, para adaptarnos más adecuadamente a nuestro mundo interior y a nuestro entorno externo.

De igual manera habla del humanismo, habla del ser humano, del darse cuenta, de la silla vacía, así como de una gran cantidad de elementos muy valiosos e importantes para el tratamiento terapéutico. No deja de ser cierto que, también existe una realidad presente en la psicodinámica del inconsciente (Sigmund Freud (1856 - 1939) Terapia del Psicoanálisis) que me interesa mostrar y entender.

Ya que realmente somos y existimos hoy, pero ¿Cómo hemos llegado a ser eso que somos hoy? Tenemos un origen, tenemos un YO que ha sido formado y creado desde que nacemos. Incluso, según algunos teóricos, desde antes de nacer. Todo ello a través de un amplio proceso de aprendizajes buenos y malos, de aciertos y errores, de triunfos y fracasos. Muy especialmente, de ser aprobados o desaprobados por nuestras figuras parentales en todo nuestro proceso emocional (pensamientos, emociones y acciones).

Ese aprendizaje, nuestra experiencia de vida, lo que nos pasó en el pasado nos moldea, estructura y define nuestra personalidad del hoy, apoyándose, entre otras estructuras emocionales, en un ‘Sistema de Creencias’ que contiene las verdades sobre las cuales me identifico como la persona que SOY y al mundo, actuando en consecuencia tanto para conmigo mismo, como para con el mundo externo (los otros).

Antes de continuar permíteme explicarte una de las razones del por qué del título de este texto. Dado que me refiero a mi dolor (la tristeza) de saber que hay personas que han venido a mi consultorio (y a la de muchos otros terapeutas) pero se han ido. Algunas una sola vez, otras varias veces: dos, tres, cinco, …, he igualmente se ha ido. No se han comprometido, no se han atrevido a iniciar o a continuar el viaje de ‘descubrirse a sí mismos’ para adquirir una vida propia. No aceptaron que puedan vivir en la libertad de ser y decidir por ellos mismos quienes quieren ser. Así como el poder tomar el control de sus circunstancias y de su realidad y transformarla para su propio crecimiento, para su propia dimensión de triunfadores, lo cual es su decisión.

Me duele perderlos porque al Yo poder comprender el modelo conductual de sus vidas y al haber adquirido en mi profesión, la capacidad de poder anticipar el fin trágico que les espera (no se trata de adivinanzas, brujería, ni mucho menos profecías, sino de la realidad de acción del mundo emocional inconsciente) eso me duele profundamente, porque a menos que hagan un cambio real en sus estructuras y decisiones emocionales, será inevitable tal desenlace negativo, dado que no deja de ser cierto que viven una vida emocionalmente preprogramada, en lo que Berne (1979) llamó “El Argumento de Vida” (Guion, Mandatos, Órdenes, Atribuciones).

Dicho ‘Argumento’ dirige toda mi vida emocional importante y como consecuencia también define y prepara mi final. Haciendo una aproximación a como Berne definió el Argumento tenemos que: es el conjunto de actitudes, pensamientos, emociones y conductas que hago continuamente, unas conscientes otras inconscientes. Estas funcionan como órdenes que debo cumplir obligatoriamente (aunque no quiera), y como consecuencia, me llevan a un fin predefinido.

Lamentablemente siempre es un final trágico: soledad, rupturas de relaciones, fracasos, enfermedades, abandono de los hijos, entre otros. Lo cual se diferencia muy ampliamente del ser ‘Un Triunfador’ que para Berne no es un argumento sino una decisión para la cual tenemos la responsabilidad y el poder de tomarla, a pesar de nuestras circunstancias, presentes o pasadas. Porque no importa lo que fuimos en el pasado, importa lo que somos en el Aquí y el Ahora.

Al irse las personas del proceso terapéutico es importante considerar, como ya lo he escrito en otra oportunidad, que muchas de ellas no quieren (consciente e inconscientemente) enfrentarse a su propia responsabilidad. Enfrentarse al esfuerzo, al dolor, al tiempo que implica dicho proceso emocional No quieren revivir el pasado de dolor y sufrimiento. No quieren darle la prioridad que requiere poder cerrar las diferentes situaciones de conflicto que, aunque ya pasadas, continúan en todo momento afectándolos en su presente en todos sus roles (pareja, familia, trabajo, social).

Ellas se encuentran atrapadas por la dependencia emocional de su ‘beneficio psicológico’ (lo que inconscientemente los hace sentirse bien en su conflicto, aunque su vida se esté desmoronando a pedazos). Dicho ‘beneficio’ es un elemento clave que me impide el cambio y me sabotea en mi proceso terapéutico. No puedo darme el lujo de perder los ‘beneficios’ que me otorga mi conducta no adecuada, si pierdo sus beneficios ¿Cómo o con qué los remplazo? Además ¿Qué hago con el vacío sin fondo que queda en mis necesidades emocionales?

No pierdan de vista que este ‘beneficio’ no representa algo bueno, sino por el contrario, en términos psicológicos es una recompensa por y para mantenerme amarrado a mi situación de conflicto. Dicha recompensa me hace sentir que existo, porque esta es la forma que aprendí de mis figuras parentales (aunque ya no existan) para que me amaran, para que me aceptaran. En términos del Análisis Transaccional son las ‘caricias’ que me hacen sentirme ‘reconocido por el otro’, aunque las consecuencias de tal ‘reconocimiento y amor’ sean para sufrir en mi autodestrucción.

Si yo cambio, esas caricias dejan de existir y tengo así un vacío emocional de muerte. Este es la misma sensación de pérdida existencial que viví anteriormente, cuando al no quedarme otra opción para sobrevivir emocionalmente, decidí cambiar de la sanidad hacia la enfermedad emocional que me domina hoy. Dado que esa fue la única forma que encontré para sentir que ‘ellos’ me querían.

Ahora estoy enfermo y quisiera cambiar mis circunstancias. Pero al sentir que voy a perder las caricias que recibo por mi conducta enferma me siento vacío. Estoy en una posición de inseguridad donde no sé si debo dejar lo enfermo realmente y aceptar lo nuevo. Donde no sé si lo nuevo que viene, lo cual, por supuesto no conozco y me genera mucha incertidumbre, es realmente es tan bueno como me dicen.

Pocos pacientes saben que el secreto para superar esta situación está en continuar con el proceso terapéutico hasta aprender y actuar la nueva forma de vivir, hasta no aprender la nueva forma de cultivar las caricias y sus verdaderos (ahora sí) beneficios adecuados de la conducta sana. Hasta que no llegue a ese punto, no me daré cuenta de que realmente el cambio era necesario, era importante y realmente puedo obtener todo lo que me habían prometido conseguir con mi cambio. Porque ahora realmente soy dueño de mí, de mi propia vida, de mis decisiones, de mis sentimientos. Soy dueño de decidir a quién amar, con quién estar, con quién compartir. Es hacer realidad el derecho que tengo a la libertad de decidir lo que quiero para mi vida, porque me pertenece a mí y no a los otros.

Cierta y definitivamente hay en mí un sentimiento real de dolor que es tristeza, mucha tristeza por todas esas personas que han planteado tantos problemas como: soledad, falta o conflictos de pareja, familia, dependencia de los padres, inseguridad, miedos, falta de amor hacia sí mismos, enfermedades, y tantas otras situaciones no adecuadas que les quitan la alegría de vivir, que los aísla de sí mismos y de su relación con los otros. Este dolor del que hablo, producto de mi profesión, está basado en el hecho de conocer y de poder ver el desarrollo de la conducta no adecuada y sus consecuencias. Así como el ‘destino’ que su argumento les guarda, sin que aparentemente ellos puedan hacer nada para librarse a sí mismos de ese fin trágico que se construyen a través de sus propias decisiones.

Es ver como esas personas van a estar solas pudiendo decidir lo contrario. Como ellos van a estar en sus relaciones de amor y odio teniendo la capacidad de perdonar, teniendo la posibilidad de decisión de renunciar a las cosas que no tuvieron. Entonces por aquellos que se han ido, por aquellos que no volverán o no han seguido, va mi tristeza con ellos, va mi dolor con ellos. Pues considero que son personas valiosas que desde el punto de vista psicológico tienen un gran potencial para crecer, así como desde el punto de vista espiritual son creaciones maravillosas y únicas de un Dios real, que los tejió en amor a cada uno en forma personal (Salmos 139:13-16). Sin embargo, a pesar de mi tristeza, no pierdo de vista la realidad de la oración de Perls: yo soy yo, tú eres tú…

 Por otra parte, enfrentándome a mi dolor no dejo de asumir mi cuota de responsabilidad. Reconozco que yo no soy la panacea psicoterapéutica, tengo defectos, tengo errores como cualquier otro. Indudablemente aspiro en la práctica y en la experiencia mejorar, pero aun así no dejaré de cometer algunos desaciertos. Este es un camino por el cual solamente se puede avanzar paso a paso. Me gusta trabajar con las emociones de las personas, me gusta profundizar en las personas, me gusta… o por lo menos lo intento, aclararles qué va a ser de sus vidas si deciden continuar por el camino del conflicto que llevan.

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Referencias:

Berne, E. (1979). ¿Qué dice usted después de decir hola? 9na edición, Barcelona. Ediciones Grijalbo

Cury, A. (2007). Nunca renuncies a tus sueños, Ediciones Minotauro.

Martínez, J. M. (2006). Amores que duran… y duran... y duran. México: Editorial Pax.

Sociedades Bíblicas Unidas. (1960). Santa Biblia. Caracas Venezuela: Fanarte, C.A.